martes, 9 de agosto de 2011

Es un fragmento de 'El Libro de Los Abrazos' de Eduardo Galeano. Trae muchas historias cortas, esta es una de mis favoritas. No he leído nada más tierno que esto. Me encanta, aunque tal vez sea muy triste (alguna vez he llorado con esto (tal vez yo sea una boluda)) me da muchísima ternura.


El abuelo confesaba trescientas mujeres, aunque todo el mundo sabía que habían sido más de cuatrocientas. Pero una, una que se llamaba Blanquita, había sido la más mujer de todas.
Hacía treinta años que había muerto Blanquita, y él la convocaba todavía, a la hora del crepúsculo. Amando, el nieto, el que me regaló esta historia, se escondía y espiaba la ceremonia secreta. En el balcón, iluminado por la última luz, el abuelo abría una talquera de otros tiempos, una caja redonda de aquellas con ángeles rosaditos en la tapa, y se llevaba el algodón a la nariz:
-Creo que te conozco -murmuraba, aspirando el leve perfume de aquel polvo-. Creo que te conozco.
Y muy suavemente se balanceaba, dormitando murmullos en la mecedora.
Al atardecer de cada día, el abuelo cumplía su homenaje a la más amada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores